Conversaciones con sentido

Una conversación con

amigos de toda la vida.


Vale para darse cuenta

de que una frase del tipo 'tío es que ahora está flaca y rubia 

(flaca, flaca, flaca, unas diez veces)

y yo le hubiera hecho un favor si hubiera estado así con 15 años'...

era el run run de mi adolescencia,

en la que una se tragaba todo lo que escuchaba

'casi' sin protestar.


Hoy estas palabras brillan como purpurina.


El sonido de las voces de esos hombres

que, por fortuna, casi no ves.

Esas voces que no están ya en tu cotidianidad

se parecen mucho a aquella imagen en el espejo:

cuando una se miraba

y no reconocía el cuerpo que tenía,

en los ojos que se reflejaban.


O a esas palabras que refuerzan menos tus cualidades

y tu valía

que tu aspecto físico.


O esas que ponen por delante la cara

y por detrás te tiran piedras en el camino

para que te caigas. 


Pero yo no me caigo

y si me caigo, me levanto.


K

Calor

En Tegueste cae la bruma en julio,

mientras se maduran las papayas

y terminan de crecer los felinos.


Cuando yo la vi emerger, despacio, bajo el agua,

estuve dos meses observando sus pequeñas ramificaciones

alrededor del verso y del rugido,

en la compasión y los reflejos del cristal contra el amanecer.


Te vi crecer y juré acariciar tu alma,

como el mar al posarse en el sol.

Y cuidar tus pasos.


En Tegueste todo crece alrededor

y yo me mimetizo entre las ramas y las hojas

entre el mandarino y el mango

y me noto más alta también.


Crezco

lentamente

muy despacio.


Aún no.


Te advierto, con mi vista anclada a la Atalaya,

del retorno de la vida.

Estás ciego

como nieve en la noche de Tegueste

o salina en la cúpula del Teide.


Mi vida se cuece en  la cocina.

El día que me descosí los párpados

estaba pelando papas (papas fritas sin ajo y perejil),

había guardado las velas,

lastimosas y grumosas de polvo y telarañas.

Sentía el dolor punzante 

como si el atardecer en la azotea

fuera de estrellas de hielo.


Y dejé de respirar

durante dos años seguidos.


Hoy respiro plena

aunque a veces se entrecorta el suspiro

cuando grievo y destrono.


Vivo en el equilibrio de los pulsos 

estoy en el mundo de las ideas,

en la telepatía de la verdad,

en donde se dice y se hace.

en el justo punto en que la tierra casa con la raíz de mis plantas.

En los poemas que son ancla de mi Bajamar y verdad.


Vivo en donde existo plena.


En Tegueste, hoy, hace el frío más caluroso de todo el año.

K




Horas

El lance veloz de los subterráneos

la caracola de la vida

en espiral de collares irrefutables

el camino de Robert Frost

y la calma de mis raíces

la lucha por permanecerme

la de siempre

a pesar de los atajos

y de los empujones.

Dejar de hacer 

y cuidar de mí,

que ya va siendo hora.


K

Conversaciones con sentido