Tengo unos días de sueños amorfos,
de vidas paralelas
con tendencias suicidas
y pasiones desbordadas.
Tengo el cuerpo machacado
y de tanto que me llaman
y me piden
y me gritan de arriba a abajo
se me taponan los oídos como si fueran botellas vacías
en el fondo del mar.
Cuando no me acompaña el ritmo
y los deseos se me solapan,
como locos amantes desesperados,
me siento menos persona
en este mundo de soledades impuestas,
de guerras escondidas,
de muertes solitarias.
Tengo unos días en los que sueño mucho
y duermo doce horas,
para que mi cuerpo se sienta otra vez como mi mente
y mis versos vuelvan a su sitio
y me tumbe en la almohada a leer,
plante algunas semillas
y quiera volver a vivir.
Siento que estoy cansada
que el camino se me hace pesado
sin mis amigos
sin el café.
Todo está prohibido,
anclado,
estático,
permanente...
mientras sigue la vida
y siguen mis ganas
de ti.
K
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