La sensibilidad de la rosa,
el tacto de la seda,
la brisa en una noche de verano,
la sal del mar contra mi cuerpo.
La canción en bucle de siempre.
Las sábanas limpias.
Tú, antes del castillo de arena.
La lágrima que se queda,
tu mirada el primer día de tu vida
que fue el primer día de la mía.
Los pies fríos, contra mi cuerpo caliente.
Con el peso de mis pérdidas
y la eterna sensación de soledad.
Así llega este abril...
como un torrente de ausencias
que empiezan y acaban en mí.
K