Caja de música

Era la sal de la ola cuando se atora en la orilla negra.

El azul turquesa en este mar no tiene sentido.

Solo recuerda su espuma,

abandonada ya a tan inmensa grieta.

Cualquiera no era, de eso estaba segura. 

Dejó que la calle se inundara de charcos

y corrigió la trayectoria de la tierra firme.

No bastaba con la soledad,

necesitaba dejar de escuchar el run run de las olas.

Entre tanto, caían los rayos y ella se hundía en la cueva:

dolor y calor simultáneamente.

"Lo que más quema y lo que más fuerte me hace

soy yo misma", pensó.

De repente lo entendió todo:

ni cadenas, ni nudos. Sola

y el rumor de cajita de música del mar.

MaryHC