En las piedras secas que cubren este campo,
vivo.
También en los lagartos que se comen mis gatas
y en el mirlo que despierta mis mañanas.
Vivo en la calma de mí
y esta quietud la comparto a veces
y la energía que suelo desgastar en los demás
la quiero ahora conmigo.
Esa lección la aprendo una y otra vez
y no hay forma.
La grabo y la exprimo para que polinice mis poros.
Esta vez será de hielo.
K